Si bien es uno de los cantantes argentinos más importantes, intérprete de grandes éxitos y con una carrera artística de casi tres décadas, Abel Pintos reconoció que no siempre confió y le gustó el producto musical que estaba creando, entonando y ofreciendo.
Por el contrario, este lunes 2 de junio cuando el intérprete de La llave visitó los estudios de Urbana Play para participar del ciclo Perros de la Calle, y en tanto estaba acompañado por su mujer Mora, se sinceró y habló como nunca de su vida personal, profesional y musical.
“Cuando empecé a pensar en mis trabajos no me gustaba como cantante, durante mucho tiempo no me gusté. No me gustaba tanto escucharme. Me gustaba escuchar los discos por las canciones, pero no me gustaba tanto como cantaba yo”, pretendió explicar Abel.
A lo que Andy Kusnetzoff lo interrumpió: “¿Tenés el síndrome del impostor?”. Por lo que, mientras seguían al aire, el artista le contestó: “No, no. Puedo llegar a tener una cuota normal pero no soy de dominarme. Me llevó más de 15 años trabajarlo, era más carisma que lo vocal propiamente dicho”.
NO LE GUSTABA LO QUE HACÍA
Siguiendo con la entrevista, Abel pasó al plano personal y en ese querer estar en todo reconoció: “Me gusta mucho producir. Entonces, si pensábamos en hacer un viaje yo empezaba a producir el viaje. Con todas las variables y todo. Entonces ella (su mujer) me decía «pensemos juntos´”.
“´A dónde vamos a ir, que vamos a hacer, dónde ir yo, que quiere hacer Guille…´”, contó Pintos. Fue allí que, con su mujer Mora presente, el conductor de Perros de la Calle bromeó diciendo que, seguramente, terminó haciendo lo que la madre de sus hijos quería.