Algo que solía ser propio de exjugadores que buscaban seguir ligados al deporte desde la gestión, hoy se convirtió en una tendencia entre futbolistas en actividad. Varios de ellos, aun en competencia al más alto nivel, optaron por adquirir acciones o fundar sus propios clubes. En algunos casos, con decisión operativa; en otros, como una apuesta a futuro.
El caso más reciente y resonante es el de Lionel Messi y Luis Suárez, quienes lanzaron Deportivo LSM, una nueva institución con sede en Uruguay. El club, que participará en la Primera División Amateur —la cuarta categoría del fútbol uruguayo— fue presentado oficialmente en mayo de este año. El Pistolero había iniciado el proyecto en 2018, y Leo se incorporó este año como socio formal. Si bien no se difundieron porcentajes, ambos figuran como fundadores y están involucrados en el desarrollo estructural y deportivo de la entidad.
Otro caso de alto perfil es el de Kylian Mbappé, que en 2024 se convirtió en el accionista mayoritario del Stade Malherbe Caen, club histórico de la liga francesa, pero que actualmente milita en la Ligue 2.
A través de su fondo Interconnected Ventures, el delantero galo adquirió cerca del 80% de las acciones, en una operación cercana a los 20 millones de euros, según informaron algunos periodistas. Con esta maniobra, el delantero se aseguró un rol decisivo en la conducción del club, en el que casi ficha a los 13 años y, tras su descenso más adelante, terminó optando por el Mónaco.
En un perfil similar aparece su compañero del Real Madrid, Vinícius Júnior, quien encabeza un consorcio inversor que tomó el control del FC Alverca, equipo histórico de la segunda división de Portugal, que a partir de esta temporada disputara la Primeira Liga.
El grupo adquirió entre el 70% y el 80% del paquete accionario por unos ocho millones de euros, aproximadamente, luego de negociaciones que duraron varios meses y se concretó recién a principios de este año. El objetivo es realizar una restauración en las instalaciones, así como también crear una academia para jóvenes promesas, especialmente los talentos brasileños, aprovechando que el club se ha consolidado como uno de los que más futbolistas de ese país concentra en sus filas.
El equipo está ubicado en la localidad de Alverca do Ribatejo, en las afueras de Lisboa, fue fundado en 1939 y disputó cinco temporadas en la Primera División. Tras quedar segundo la temporada anterior, ascendió y empezará esta temporada nuevamente en primera.
En julio de 2023, N’Golo Kanté se convirtió en el propietario absoluto del Royal Excelsior Virton, de la tercera división de Bélgica, gracia al contrato multimillonario que firmó en Arabia. Con su bajo perfil fuera de la cancha, pero que supo demostrar gran nivel dentro, especialmente con Chelsea y la selección de Francia, asumió como único propietario.
Según detallaron, el objetivo del mediocampista es profundizar la reestructuración del club, estabilizar el plantel profesional y revalorizar el trabajo de divisiones juveniles. El proyecto también apunta a consolidar una identidad territorial, con aspiraciones de convertir al RE Virton en un actor destacado del fútbol en la región de Gaume y la provincia de Luxemburgo.
En abril de este año, el croata Luka Modrić sorprendió al incorporarse como accionista minoritario del Swansea City, el club galés que actualmente milita en el Championship inglés. Con pasado reciente en la Premier League, la operación se mantuvo en reserva y no trascendieron cifras oficiales, aunque se sabe que su participación en el paquete accionario es minoritaria. Su incorporación responde a un proyecto de largo plazo, con foco en el desarrollo institucional y deportivo.
A los 39 años y tras finalizar su extensa trayectoria en el Real Madrid, Modrić busca aportar a la reconstrucción de un equipo que supo tener protagonismo entre 2011 y 2018, cuando disputó siete temporadas consecutivas en la máxima categoría del fútbol inglés. En ese período, el Swansea alcanzó logros destacados, como la inolvidable conquista de la Copa de la Liga en 2013, bajo la dirección técnica de Michael Laudrup.
También en Inglaterra, el defensor Héctor Bellerín posee aproximadamente el 2% de las acciones del Forest Green Rovers desde 2023, club reconocido por su perfil ecológico. El ex lateral del Barcelona, Arsenal y actualmente en Betis, conocido por su activismo con el ambiente, es el segundo accionista individual en importancia y ha declarado su interés en promover una gestión sustentable dentro del fútbol.
El jugador desea crear un ecosistema futbolístico en el que el centro sea la sostenibilidad. Esto incluye el uso de energía solar, prácticas vegetarianas, reducción del carbono, etc. Por eso, esta institución encajaba dentro de su plan.
El equipo británico es de la aldea de Forest Green, aledaña a Nailsworth, con cerca de 7000 habitantes. Fue fundado en 1890 y se desempeña en la Football League Two, que sería la cuarta división. No obstante, a partir de 2010, con el arribo de Dale Vince, empresario y activista, pudo eludir la quiebra, ordenar sus finanzas y, en pocos años, se volvió una precursora en el desarrollo sustentable.
El español Juan Mata se convirtió en noviembre de 2024 en socio inversor de San Diego FC, una franquicia de la MLS que debutó este año y se encuentra puntera de la conferencia oeste. Su rol es más institucional que operativo, pero es el primer jugador internacional de fútbol activo en poseer una participación en la liga de Estados Unidos. El grupo de propietarios de la franquicia está liderado por el empresario británico-egipcio y expolítico Mohamed Mansour, y la Banda Sycuan de la Nación Kumeyaay, de India.
Actualmente, el campeón del mundo español sigue jugando, a los 37 años, en Western Sydney Wanderers, de la A-League australiana.
El otro argentino destacado es Darío Benedetto, quien en 2019 se integró al grupo accionario que compró el Elche, de España. El delantero argentino, ex Boca y hoy en Newell’s, fue parte de la operación liderada por el empresario —y su representante— Christian Bragarnik, e incluso llegó a jugar una temporada en el club. Actualmente, se mantiene como accionista minoritario, sin injerencia directa en la gestión deportiva.
Por último, y como mención anecdótica, aparece el caso de César Azpilicueta. El defensor español, ex Chelsea y Atlético de Madrid, actualmente sin club, se asoció en 2018 con Hashtag United, un club inglés creado en 2016 por el youtuber Spencer Owen. La entidad, concebida inicialmente como un experimento digital, fue creciendo hasta competir oficialmente en las ligas semiprofesionales de Inglaterra, con miles de seguidores en redes y transmisiones en directo de cada partido.
Los nueve casos demuestran que ya no es necesario esperar al retiro para involucrarse en el fútbol desde otro lugar. Invertir en un club dejó de ser patrimonio exclusivo de exjugadores que buscaban seguir vinculados al ambiente desde los escritorios. Hoy, figuras en plena actividad —algunas con contratos millonarios, otras con proyección internacional— eligen ingresar al plano dirigencial, ya sea como propietarios, accionistas o socios estratégicos.
Las motivaciones varían: desde apuestas financieras con visión empresarial hasta vínculos sentimentales o proyectos que representan valores personales. También varía el grado de injerencia: mientras Mbappé o Kanté ostentan control casi absoluto de los clubes que adquirieron, otros como Modrić, Mata o Benedetto adoptan un rol más distante.
Lo que resulta evidente es que el fenómeno se expande entre futbolistas aún en carrera, en un contexto donde el fútbol profesional convive cada vez más con lógicas corporativas. No ocurre lo mismo entre los retirados, donde la lista de casos es aún más extensa y consolidada: desde David Beckham y Gerard Piqué hasta Maxi López, Ronaldo Nazário o Paolo Maldini, entre otros tantos, los ejemplos abundan y se diversifican por geografía, estructura y alcance.
En ese marco, la presencia creciente de jugadores activos en espacios de decisión anticipa un cambio cultural. Sea por estrategia, convicción o afinidad, la tendencia se afirma y plantea una pregunta abierta: ¿estamos frente a una moda pasajera o a un nuevo capítulo en la transformación estructural del negocio del fútbol?