La desaparición de dos príncipes ingleses, ocurrida hace más de cinco siglos, es uno de los casos «policiales» más intrigantes de la historia. La mayoría de los historiadores cree que el rey Ricardo III asesinó a sus sobrinos. Incluso William Shakespeare inmortalizó posteriormente al monarca como un jorobado intrigante que eliminó a sus sobrinos para poder tomar la corona, sellando así su reputación de asesino de niños.
Pero 500 años después, el caso de los «Príncipes de la Torre» -el príncipe heredero Eduardo, de 12 años, y el príncipe Ricardo, de nueve, hijos de Eduardo IV- podría estar a punto de ser resuelto, ya que la historiadora británica Philippa Langley, quien ayudó a desenterrar el cuerpo del rey de un estacionamiento en el centro de Inglaterra en 2012, dice que los príncipes adolescentes, lejos de ser asesinados, sobrevivieron.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
El intrigante caso de los «Príncipes de la Torre»
Los dos niños fueron capturados y encerrados en la Torre en 1482. Según el relato de Dominic Mancini, un fraile italiano que visitó Londres al año siguiente, «Eduardo y su hermano pequeño fueron llevados a las recámaras interiores de la Torre y cada vez eran vistos con menos frecuencia hasta que desaparecieron totalmente. (…) Eduardo era visitado asiduamente por un médico, y, como una víctima preparada para el sacrificio, pidió la remisión de sus pecados en confesiones y penitencias diarias, porque creía que la muerte le acechaba».
Los rumores sobre la implicación de Ricardo III en el asesinato de sus sobrinos fue incluida en The Croyland Chronicle, escrita en 1486: «A finales del verano de 1483, se esparció el rumor de que los hijos de Eduardo IV habían dejado de existir, pero no se sabía de qué manera».
Sexo, (muchas) drogas y rock and roll hasta la muerte: la alocada vida de Ozzy Osbourne y el legado que le deja a la música
Oficialmente, los restos de los príncipes fueron encontrados en 1674, cuando los trabajadores de la Torre desenterraron una caja de madera que contenía dos pequeños esqueletos. Cuatro años más tarde, los huesos fueron colocados en una urna y enterrados en la Abadía de Westminster por orden del rey Carlos II. Se creía, pero nunca se demostró, que los restos pertenecían a los dos hermanos y durante mucho tiempo se creyó que fueron asesinados por su tío, Ricardo, que era duque de Gloucester y quería apoderarse del trono.
«Ricardo III tenía los medios, el motivo y la oportunidad para eliminar a los príncipes. Su existencia representaba una amenaza constante para su reinado, como lo demuestra el intento de rescate fallido en julio de 1483», dice el historiador británico A. J. Pollard, autor de Richard III and the Princes in the Tower.
El historiador Michael Hicks, autor de una biografía del rey, menciona que «las acusaciones contra él provienen principalmente de fuentes Tudor, que tenían interés en demonizarlo» y sugirió que otros notables de su época, como el duque de Buckingham o incluso Enrique Tudor, podrían haber tenido motivos para eliminar a los príncipes.
Philippa Langley decidió ahondar en el misterio tras llegar a creer que la narrativa convencional, según la cual Ricardo mandó matar a los jóvenes príncipes, olía a «la historia escrita por los vencedores». Finalmente, se sintió impulsada a actuar tras leer un artículo sobre el nuevo entierro de Ricardo en la Catedral de Leicester en 2015, que cuestionaba si la nación debía honrar a un «asesino de niños». «Creo que siempre me di cuenta de que la historia se desarrolló durante el reinado de los Tudor», dijo, y añadió que luego se «repitió una y otra vez» hasta convertirse en «verdad y hecho».
¿Se resolvió finalmente un misterio de 500 años?
Ricardo III gobernó desde 1483 hasta su brutal final en la batalla de Bosworth, cerca de Leicester, el 22 de agosto de 1485, a los 32 años. Fue el último rey inglés en morir en batalla. Su muerte significó el final de la «Guerra de las Rosas», durante la cual la dinastía Tudor, de Enrique VII, arrebató la corona a los reyes de la dinastía Plantagenet, a la que pertenecía Ricardo.
Langley dice que Enrique VII, «un hombre muy inteligente, pero desconfiado y muy paranoico» fue el encargado de difundir la historia aceptada de que Ricardo mandó asesinar a sus sobrinos en la Torre. Enrique «tenía una enorme red de espionaje a su servicio. Y pudo controlar por completo la narrativa».
Adoptando un enfoque de revisión de casos sin resolver para la investigación histórica de misterios, Langley afirma haber reunido a un grupo de especialistas en investigación, incluyendo policías y abogados, para que la asesoraran. «Me dijeron: ‘Mira, si no tienes ningún cuerpo confirmado e identificado, entonces tiene que ser una investigación de personas desaparecidas y tienes que seguir esa metodología’. «Me dijeron: ‘Tienes que buscar pruebas activamente’. Fue entonces cuando la cosa empezó a ponerse interesante».
Langley hizo un llamamiento a voluntarios para que revisaran los archivos, pero recibió una avalancha de ofertas de ayuda de personas que iban desde ciudadanos comunes hasta historiadores medievales. El resultado fue el Proyecto Príncipes Desaparecidos, que duró una década y que, según ella, desenterró una cantidad significativa de información que apunta a la supervivencia de los dos jóvenes príncipes.
El fotógrafo que descubrió a Graciela Alfano fue quien hizo sexy a María Julia Alsogaray
Langley dijo al diario The Times que corresponde a los detractores de Ricardo III refutar la tesis de la supervivencia, que describe en su nuevo libro The Princes in the Tower: Solving History’s Greatest Cold Case. «Ahora les corresponde a ellos encontrar las pruebas de la muerte de los niños. Ya no pueden decir que Ricardo III asesinó a los príncipes en la torre porque encontramos numerosas pruebas de vida por todas partes», dijo.
La clave de la convicción de Langley de que ambos niños sobrevivieron son los documentos descubiertos que apoyan la rebelión de Lambert Simnel, que en 1487 se presentó tras la muerte de Ricardo y fue coronado en Dublín. Según nuevas referencias encontradas por el proyecto, el niño era «llamado» o se decía «hijo del rey Eduardo».
Tras la muerte de Ricardo III en Bosworth , su rival Enrique Tudor fue coronado rey de Inglaterra, pero Langley dijo que los príncipes encerrados escaparon de la Torre y lo desafiaron por el trono.
«Enrique intentó presentar a los príncipes yorkistas como impostores dándoles nombres falsos y haciendo ingeniería inversa de sus historias: Eduardo V se convirtió en un niño de 10 años llamado ‘Lambert Simnel’, hijo de un carpintero, sastre, barbero, panadero, organero o zapatero, y Ricardo, duque de York, se convirtió en ‘Perkin Warbeck’, hijo de un barquero francés», dice la autora.
Langley cree que Simnel que era el mayor de los príncipes secuestrados, una versión que recibió diversas reacciones en el Reino Unido. Michael Dobson, director y profesor de estudios shakespearianos en el Instituto Shakespeare de la Universidad de Birmingham, expresó su escepticismo: «Dadas las costumbres de la monarquía dinástica, creo que Ricardo habría corrido un gran riesgo al dejar con vida a esos príncipes. Las probabilidades de que desaparecieran accidentalmente mientras estaban encarcelados por orden suya en la Torre de Londres parecen bastante remotas».