Una vez más, la familia Yankelevich vuelve a ser golpeada por el dolor más infinito. La muerte inesperada de Mila, la nieta de Cris Morena y Gustavo Yankelevich, sacudió no solo a su círculo íntimo sino también a todo el espectáculo argentino que aún recuerda con pesar el fallecimiento de Romina Yan en 2010.
Mila Yankelevich, hija de Tomás, productor y exdirector de programación de Telefe, y de la actriz y cantante Sofía Reca, tenía apenas siete años y estaba de vacaciones en Miami junto a sus amiguitos en un exclusivo club náutico cuando ocurrió la tragedia. Juntos formaban una familia reconocida en los medios, aunque celosa de su intimidad, era muy poco lo que se sabía de ellos en la actualidad.
Lo cierto es que desde pequeña, Mila acompañaba a sus padres en viajes y eventos, alternando sus días entre Buenos Aires y Estados Unidos. Rubiecita, alegre, con una sonrisa que recordaba a la de su tía Romina, solía aparecer en las redes de su madre en situaciones cotidianas, como en el colegio, celebraciones, cumpleaños, o jugando con su hermano mayor Inti.
El lunes 28, mientras participaba de una jornada recreativa del Miami Yacht Club, ubicado en las aguas de la Bahía de Biscayne, Mila sufrió un accidente mientras navegaba en un velero escolar. Según el comunicado del propio club, se trató de un hecho fortuito y desafortunado. “La seguridad es nuestra máxima prioridad y estamos devastados por lo sucedido. Estamos colaborando con las autoridades en la investigación”, afirmaron.
Voz autorizada
“La pérdida de seres queridos y el proceso de duelo que se desencadena representan una gran exigencia emocional para nuestra mente. El poder lidiar con los sentimientos que la muerte nos impone es difícil porque nos confronta con aspectos de la vida que generan una enorme frustración y angustia, como la finitud, la irreversibilidad, y el hecho de que está fuera de nuestro control”, explica la médica psiquiatra y psicoanalista Alejandra Doretti (MN 61502 e integrante del Departamento de niños y adolescentes de APA) a NOTICIAS. Y agrega: “Cuando estas pérdidas ocurren a edades tempranas, son aún más difíciles de elaborar. Lo natural es pensar la muerte al final de la vida, luego de haber llevado adelante proyectos. Las muertes tempranas tienen un carácter antinatural”.
El entorno familiar no brindó declaraciones oficiales, pero sí se confirmó que tanto Tomás como Sofía se encontraban en Estados Unidos al momento del accidente. Apenas se conoció la noticia, Cris Morena viajó de urgencia desde Buenos Aires a Miami, en un vuelo privado la noche del martes. En redes, su silencio fue absoluto. El mismo silencio que guardó durante años tras la muerte de su hija Romina Yan a sus 36 años, ocurrida en 2010 por una muerte súbita mientras salía del gimnasio.
La coincidencia trágica parece salida de un guion macabro. Romina falleció un 28 de septiembre, Mila murió el 28 de julio. Ambas, de manera repentina, en plena vitalidad, en circunstancias imposibles de anticipar. Para Cris, que desde hace décadas lleva adelante contenidos ligados a la niñez y al crecimiento, el golpe es doblemente cruel: otra niña, otra ausencia irremediable, otra despedida sin previo aviso.
Contención
“Cuando la pérdida es súbita, sin posibilidad de anticipación alguna, la noticia nos deja en shock, invade y desborda la mente e impide nuestro modo habitual de pensar y funcionar”, describe Doretti. En el caso de los adultos de la familia, la especialista advierte que “suelen estar muy acompañados en los primeros tiempos pero el proceso de duelo es largo y muy personal. Para muchos padres los grupos de ayuda con otros padres que han sufrido pérdidas de hijos son recursos muy contenedores. Otros prefieren buscar ayuda de forma individual. Para la pareja, la pérdida de un hijo es siempre un evento de enorme impacto que conmueve el vínculo y en los que la ayuda terapéutica es de suma utilidad para ayudarlos a transitar el duelo y evitar las consecuencias negativas que puedan recaer sobre la familia”.
Desde que se conoció la noticia, colegas, amigos y fanáticos han mostrado su conmoción en redes sociales. Algunos recordaron la calidez de Romina Yan en la televisión, otros mencionaron el dolor infinito de una abuela que vuelve a perder una parte esencial de su historia familiar. Muchos también hablaron del bajo perfil de Tomás Yankelevich, quien desde joven debió reponerse a la muerte de su hermana y que ahora enfrenta el duelo por su hija.
El entorno más cercano habla de una familia unida, que se refugia en la intimidad, y que ha hecho del silencio una forma de respeto. En ese universo de afectos, Sofía Reca ha sido una figura clave, tanto por su sensibilidad como por su capacidad de contención. En 2022 había compartido en redes una carta dedicada a Romina, donde hablaba de “la huella que dejás cada día, en cada uno de nosotros”. Hoy, esas palabras resuenan con un eco aún más desgarrador.
La muerte de Mila Yankelevich no es solo la pérdida de una niña, es la reaparición del dolor más profundo que una familia puede atravesar: la muerte repetida, la herida que no termina de cerrar. En esa casa donde alguna vez se escribió “Chiquititas”, donde se soñó con mundos mágicos, hoy el guion se volvió a escribir con lágrimas.