Mendoza está en guerra con CILFA y las cámaras empresariales, que aglutinan a casi todos los integrantes del sistema de producción y distribución de medicamentos, desde laboratorios a droguerías.
Un ecosistema productivo que, para varios analistas y para el gobierno mendocino de Alfredo Cornejo, actúa cartelizado, razón que explica los altos precios de los remedios que el consumidor final paga en una farmacia o que las obras sociales y prepagas adquieren para atender a sus pacientes.
Federico Sturzenegger propone importar medicamentos para bajar su precio
Con los precios de los medicamentos e insumos medicinales por las nubes y los ingresos de los trabajadores por el suelo, no se puede decir que la salud sea un derecho para cualquier ciudadano argentino. Pero lo peor sucede cuando el soberano se entera de que la industria de los medicamentos financia a la política, como deja entrever el grave caso de la droguería Suizo Argentina, mencionada en las escuchas del exdirector de la ANDIS, Diego Spagnuolo.
Eso sucede porque la plata fluye como un río caudaloso en la industria farmacéutica y habrá consecuencias políticas, económicas y del ámbito de los negocios. Los laboratorios tienen rígidas normas de compliance, un conjunto de procedimientos y buenas prácticas para evitar cuestiones como la corrupción, porque muchos de ellos cotizan en bolsas locales o en el exterior, y, probablemente, la mayoría de ellos dejarán de venderle a la Suizo Argentina, más pronto que tarde.
Ahora bien, antes de que explotara este caso y para evitar precios altos e intermediarios porosos, el ministro de Transformación del Estado, Federico Sturzenegger fue uno de los impulsores de la decisión gubernamental que permitió a la administración mendocina de Alfredo Cornejo avanzar con un revolucionario método que lo enfrenta a los laboratorios más importantes del país.
«Los medicamentos salen cinco veces más que en España y 25 veces más que en India», admitió a comienzos del año, el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, y avaló la decisión de Cornejo de avanzar con el permiso otorgado a las provincias para importar medicamentos.
«Es un gran ejemplo de cómo tenemos picado el coco. Nosotros, desde el gobierno nacional, simplemente le confirmamos al gobernador que está habilitado para hacerlo, aunque la ley se lo permite desde hace 50 años. Es un ejemplo de como vivimos. Estamos en un país en el que si el Estado no te da el aval para realizar una cosa, por más que esté en la Constitución, uno piensa que no se puede».
Y Mendoza pudo, y se diferenció del gobernador bonaerense, Axel Kicillof, que pretende presentarse en sociedad como la contracara de Javier Milei, y que continúa con convenios con los laboratorios y droguerías, mientras intenta crear un polo farmacéutico en su territorio de difícil concreción.
En julio presentó en la Legislatura un proyecto de ley para crear el Centro de Industria Farmacéutica Bonaerense con el propósito de producir medicamentos y productos médicos desde una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria. «Debería contribuir a evitar los sobreprecios que aplican los laboratorios privados cuando disponen de un monopolio de producción o una marca que se distinga», se explica en la iniciativa, que por ahora no avanzó.
En la industria nacional, ejecutivos avezados en la materia opinan que para realizar esa iniciativa se necesitan millones de dólares que por ahora no están.
Y, mientras los escándalos por sobreprecios estallan alrededor del ala política de Milei, en Mendoza se anuncia que los precios de los medicamentos bajaron.
El plan de Mendoza que Javier Milei quiere aplicar
En marzo pasado se cerró, por primera vez, una compra directa de medicamentos a laboratorios de la India, sin pasar por droguería alguna. La inversión inicial alcanzó los 150.000 dólares, y permitió un ahorro estimado del 45% al 50% en comparación con los precios habituales. En Buenos Aires, Sturzenegger avaló la jugada de Cornejo, de comprar distintos tratamientos genéricos al país asiático, llamada la «farmacia de los países pobres» y, tras dos compras más, sostuvo, que se permitió un ahorro «del 95 por ciento» de su valor de mercado e instó a otros gobernadores a tomar ese camino.
Por ahora no lo hacen por temor a que una partida con controles laxos terminen en un hecho escandaloso que les podría costar el puesto. Las importaciones para consumo de alimentos y remedios son sensibles para cualquier político con instinto de supervivencia en el poder, al menos desde los pollos de Mazzorin en el gobierno de Raúl Alfonsín.
Sin embargo, para despejar dudas, desde la conducción de la ANMAT señalaron que «los gobiernos provinciales, tal como establece la Constitución Nacional, no requieren autorización de la ANMAT ni del Ministerio de Salud de la Nación para importar medicamentos». Y agregaron: «Las carteras sanitarias de las provincias son las únicas autorizadas para importar medicamentos en la Argentina sin autorización, a excepción del trámite de liberación de aduana».
Si bien los medicamentos importados desde India no pueden comercializarse en otro lugar que no sea Mendoza, porque para el tránsito interprovincial si es necesaria la intervención de la ANMAT, Cornejo sabe que la responsabilidad política y legal de garantizar la calidad, eficacia y seguridad de lo que se decida importar corre exclusivamente por el gobierno provincial correspondiente y sus máximas autoridades, tanto el gobernador como el ministro de salud.
India, la «farmacia del mundo»
En provincia de Buenos Aires, el ministro de Salud, Nicolás Kreplak, entiende: «Las provincias no tenemos una agencia como la ANMAT, que tiene acuerdos de cooperación con agencias de regulación internacionales como la FDA (Estados Unidos) o la EMA (Europa), para poder compartir esta información. Si un laboratorio de la India tiene todos sus papeles aprobados por la FDA, desde la Provincia de Buenos Aires no me puedo enterar cómo se hizo la evaluación, no puedo ver esas carpetas para ver si efectivamente esa medicación es segura».
Sin embargo, su cartera pretende crear un polo farmacéutico con una inversión millonaria en vez de invertir en controles que le permitan chequear los productos que podrían llegar desde la India. Según CILFA, en la India, conocida como la «farmacia del mundo», operan 10.500 laboratorios que facturan u$s50.000 millones anuales, pero solo el 30% de la población tiene acceso a medicamentos esenciales. Las exportaciones totalizan unos u$s21.300 millones. Si se compara con la industria argentina, aquí se produce el equivalente a u$s6.900 millones al año y las exportaciones apenas superan los u$s900 millones.
En Mendoza no se detienen y su ministro de salud, Rodolfo Montero, aprobó una compra de medicamentos antiepilépticos a Chipre que asegura contar con la supervisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En marzo ingresaron medicamentos para la diabetes desde India y en abril arribaron a la provincia cuyana 700.000 unidades de carbamazepina importadas de Chipre. Esta cantidad servirá para cubrir casi todo el año de demanda de la droga en efectores públicos.
«Así como la primera vía de importación fue directa, la cerrada con Chipre fue a través de la OPS (Organización Panamericana de la Salud) que posee un fondo que ofrece medicamentos de calidad a precios competitivos porque la importación opera a través de un mecanismo de compra conjunta para países de América Latina y el Caribe. Mendoza se transformó así en la primera provincia argentina en usar el Fondo Estratégico —de la organización panamericana— para importar medicamentos», explicó el ministro Montero.
Todos estos medicamentos que se importan a través del fondo estratégico, «tienen el aval, el sello de calidad de la Organización Mundial de la Salud y la mayoría tienen el sello de la Ema o la FDA», explicaron en la oficina de la Organización Panamericana de la Salud en Argentina.
Son ejemplos que podrían seguir otras provincias como San Juan. Lo cierto es que se trata de una batalla más profunda entre los representantes de los poderosos laboratorios nacionales reunidos en CILFA contra un ala ultraliberal del gobierno de Javier Milei y algunos gobernadores que están hartos de convalidar los precios locales, notablemente más inflados que en el exterior.
Mendoza eligió el camino de fomentar la competencia a través de la importación de medicamentos. Un tema que vuelve a estar en el tapete en medio de un escándalo por posible cohecho en la adquisición de medicamentos a una droguería cerrada por la Agencia Nacional de Discapacidad.