El coordinador de la Brigada Operativa Ambiental, Máximo Llopis, explicó las causas del aumento de apariciones de animales silvestres en zonas urbanas, como los monos carayá, osos meleros y zarigüeyas. “Somos los culpables de que estén en la ciudad, porque invadimos su hábitat”, afirmó, y pidió evitar la interacción directa. También se refirió al tráfico de fauna y al trabajo conjunto con la Policía y la Subsecretaría de Ambiente.
El coordinador de la Brigada Operativa Ambiental, Máximo Llopis, explicó en CIUDAD TV que el aumento de apariciones de animales silvestres en zonas urbanas está directamente relacionado con el avance humano sobre los ecosistemas naturales. “Somos los culpables de que animales del monte estén hoy en zonas urbanas, porque invadimos su lugar. Ante la expansión demográfica, que es propia de nuestra sociedad, fuimos quitándoles su espacio, y por eso tenemos estos animales hoy en la zona urbana”, sostuvo.
Llopis se refirió en particular a los casos de monos carayá, que en las últimas semanas fueron vistos en distintos puntos de Resistencia y alrededores. “El mono carayá es un animal que tiene una inteligencia considerable. Se alimenta principalmente de hojas y flores, no de frutas como se suele pensar. El segundo error que estamos cometiendo es interactuar con ellos, ponerles agua o fruta. Ellos sienten que lo más fácil es acercarse al humano para alimentarse, pero eso los lleva a situaciones críticas, incluso hasta la muerte”, advirtió.
El funcionario explicó que la Brigada trabaja en el monitoreo de estas especies a partir de los avisos de la ciudadanía: “El 105 es el canal donde estamos comunicados con el pueblo. Se nos informa del lugar donde se los ve, y lo que hoy podemos hacer es monitorearlos, tratar de ver por dónde se mueven y dónde duermen”.
Sin embargo, advirtió sobre los riesgos de intentar capturar o manipular a estos animales sin conocimiento técnico. “Para interactuar con este animal hay que tener muchísimo cuidado, porque se estresan muy fácilmente. Pueden tener graves problemas de salud ante el estrés que sufren al ser capturados. Si hay que hacerlo, debe ser por medios químicos, con dardos o rifles tranquilizantes, y eso requiere gente y veterinarios especializados. Una mala inoculación puede generar una hemorragia o un paro respiratorio”, explicó.
Llopis indicó que la primavera y el verano son las épocas de mayor avistamiento por razones naturales: “Es cuando más hojas tienen los árboles, por eso puede parecer que hay más presencia de monos en la zona urbana”.
Otras especies silvestres en la ciudad
El coordinador también mencionó la aparición de otras especies silvestres, como serpientes, arañas, osos meleros y zarigüeyas. “Tenemos recursos limitados, y cuando se informa una situación a través del 105, se evalúa la urgencia. Si se trata de una serpiente de importancia médica, acudimos siempre. La policía nos da una mano tremenda, porque ellos suelen llegar primero y nos mandan fotos para identificar la especie”, comentó.
Sobre el accionar ante mordeduras o picaduras, recomendó “tratar de tranquilizar a la persona afectada, lavar la zona con jabón para evitar infecciones y buscar asistencia médica inmediata. El tiempo es clave, porque el veneno va subiendo por el torrente sanguíneo”.
Entre los casos recientes, Llopis mencionó la intervención de la Brigada ante la aparición de un oso melero en Villa Don Enrique. “Tenía evidencias de maltrato. Aunque nos informaron que apareció en una casa, evidentemente era víctima de mascotismo. Ahora está siendo atendido por un veterinario y, si se autoriza, será devuelto a su hábitat natural”, indicó.
El coordinador remarcó los daños que produce el mascotismo de fauna silvestre. “En el 90% de los casos, cuando se tiene un animal silvestre como mascota, le pasó algo a la madre. Es una práctica muy dañina”, afirmó, y recordó que “la zarigüeya es la reina de las apariciones en Resistencia, y cumple un papel importante en el ecosistema, porque se alimenta de alimañas que sí pueden hacernos daño”.
También se refirió al tráfico ilegal de fauna: “El tráfico de animales es el cuarto negocio ilegal más rentable, después del narcotráfico, las armas y la trata de personas. En el Chaco se detectaron casos en Basail y Lapachito, con boas, guacamayos azules y monos araña. El Chaco era tránsito en esos casos, y se detectó gracias a Gendarmería Nacional”, explicó.
Entre las especies más traficadas a nivel local mencionó “el carpincho, el cervatillo de ciervo de los pantanos y diferentes aves”. Añadió que se trabaja en coordinación con la Policía Rural y que “ya se están organizando operativos para diciembre, que es la época en que los pichones están en edad de ser traficados”.
Por último, Llopis comentó una disposición reciente vinculada a la pesca: “La Subsecretaría de Ambiente, a cargo del doctor Sebastián Moro, emitió una medida que permite que un ciudadano correntino pueda venir a sacar su licencia de pesca en el Chaco. Se está procurando que Corrientes también haga lo mismo, porque lo que nos divide es el río Paraná. No es que una licencia valga para ambos lados, sino que se tenga la posibilidad de tener las dos”.