Charo Alcire se destacó por su doble crítica al patriarcado y al capitalismo, denunciando cómo estos sistemas se articulan para oprimir a las mujeres trabajadoras. En una entrevista exclusiva con Nea Hoy en noviembre de 2020, había sentado su postura: “Las mujeres clasistas y combativas luchamos juntas contra las opresiones que vivimos las mujeres”.
Su perspectiva interseccional —que integraba género, clase y territorio— la convirtió en una voz incómoda para el poder, pero indispensable en asambleas, marchas y espacios de formación política. Rechazaba el feminismo liberal y insistía en que la liberación solo llegaría con cambios estructurales.
Alcire no buscó protagonismos individuales, pero su influencia fue clave en colectivos de base y espacios de izquierda. Para ella, la lucha era colectiva o no era: organizó ollas populares, acompañó casos de violencia de género y cuestionó las jerarquías incluso dentro de los movimientos sociales.
“No se puede hablar de feminismo sin hablar de hambre”, repetía, interpelando a quienes separaban las reivindicaciones de género de las económicas.
Alcire militó en espacios de movimientos sociales desde 1999. En 2014, comenzó a transitar los caminos del feminismo. En 2015, “las MCC”, como se las conoce, abrieron una casa refugio construida por ellas. El espacio fue una de las primeras experiencias en todo el país, ya que fue construido en función de la defensa y promoción de los derechos de género y contra la violencia machista.
Además, Alcire tuvo una participación central en la organización del Encuentro Nacional de Mujeres en Chaco que se llevó a cabo en 2017 en la provincia del Chaco.